sábado, 21 de octubre de 2017

Presentación de "Cuentas saldadas"

Félix Ortiz, Juan C. Fernández, Eduardo Moga y Estrella Claver

El jueves 19 de octubre presentamos en la Biblioteca Municipal mi novela "Cuentas saldadas". Fue un honor para mí contar con la presencia de Estrella Claver, la bibliotecaria municipal; de Félix Ortiz, compañero del instituto y de Eduardo Moga, director de la Editora Regional de Extremadura. Y, por supuesto, estoy muy agradecido al público asistente. Me satisfizo especialmente comprobar que entre los asistentes (nos conocemos todos) había personas de todo el espectro ideológico. Quiero también expresar mi gratitud a las autoridades municipales (del Gobierno y de la oposición), encabezadas por el alcalde, por haber acudido al acto.

Estrella Claver, que organizó el acto magníficamente, tuvo el detalle de presentarlo y de hacer un repaso por mi trayectoria vital, basada en cierta medida en el compromiso ciudadano. Recordó mi participación asociativa desde bien joven, mi paso por la política, mi presidencia durante tres años del Centro de Iniciativas Turísticas y, desde su fundación hasta el momento, del Foro Zafrense. Y se refirió a mi gusto por la escritura, plasmado en algunos libros y en múltiples artículos de opinión y de investigación o divulgación.

Eduardo Moga, director de la Editora, afirmó la importancia de "Cuentas saldadas", novela histórica que presta atención especial a las urdimbres sociales y personales, sin caer en tópicos ni en formas de hacer frías y mecánicas, que sabe hacer descender la historia a cosas muy próximas a nosotros, lo que enriquece la perspectiva.
Sostuvo Moga que se percibe la condición de investigador del autor en el tratamiento que se da a los textos, en los que se percibe un efluvio de veracidad.
Señaló que se trata de una novela diacrónica, no estática, que engarza con el espíritu de los grandes relatos, de las sagas de tradición occidental, con ciertos ribetes épicos: una épica muy fundada en la intrahistoria de los personajes y de la lucha política. Esto, afirmó, es muy difícil de conseguir, requiere de un buen pulso narrativo. La arquitectura de la novela tiene que estar muy madurada para que se sostenga y a la vez sea sólida y fluyente.
Destacó la pulcritud en la forma con la que se articula la historia, con un estilo preciso y gran limpieza del arco narrativo, algo meritorio hoy en día, cuando algunas virtudes narrativas han decaído.
Es un libro en el que lo real y lo ficticio apelan a valores, es decir, a modelos que hacen que uno se encuentre de forma más limpia en la comunidad. Estos valores son la honradez y la verdad.
Configura "Cuentas saldadas", en fin, un gran fresco de nuestra sociedad y de nuestras transformaciones políticas. Pero también un trabajo de indagación en las conciencias individuales. Aseguró, para terminar, que la Editora se siente orgullosa de haber publicado este libro.

Félix Ortiz, profesor y secretario del IES Cristo del Rosario, sostuvo que la novela "se deja transitar ágilmente, se devora con delectación", avanzando el lector por estampas de acontecimientos históricos "minuciosamente dibujados" para hacerlos reconocibles y transmitir verosimilitud. Esto se ha hecho de tal modo que "en no pocas ocasiones (...) sus páginas (...) parecen beber directamente de la realidad. Es el caso de alusiones y descripciones de asuntos próximos o conocidos como la corrupción o el clientelismo, el abuso de poder, la evasión de divisas, la masonería, la Guerra civil, dictadura y represión, el desarrollismo y la especulación inmobiliaria o la transición; cuestiones también entreveradas con someros apuntes o verdaderas disertaciones acerca de la traición, la amistad, la justicia o la deshumanización de la vida urbana (...)"
En el trazo largo, añadió, "se vislumbra el mundo de las intrigas y ambiciones políticas o financieras y su selecta élite social, la inmoralidad en el poder, el dolor, las cicatrices de la guerra y del hambre, el caciquismo descarnado y perpetuado en dinastías de Facundos Linares (...)". En el trazo corto aparecen las grandezas y miserias de la condición humana: "traiciones y mentiras, odios, nepotismo y soberbia; valentía, inteligencia, sentido del deber o del honor; en fin, venganza y violencia."
Opina que "en el fondo de 'Cuentas saldadas' late el discurso sobre el tiempo y la memoria. Más específicamente, sobre las marcas que deja el tiempo, entendido como el trabajo de vivir."
Asimismo, sostuvo que "saldar cuentas nos remite, es verdad, a la justicia retributiva y concreta, pero también a un concepto casi cósmico de la existencia en el que todos los seres y sus actos están de algún modo interrelacionados, compensados, balanceados a través del tiempo."
Sobre la estructura del texto, dijo que "se desgrana en párrafos de una prosa transparente, limpiaz, concebida al servicio de la historia y hasta en cierta medida reflejo de su contexto e intención -Juan Carlos maneja con pericia mitos clásicos, latinismos, exprsiones y jerga administrativa o jurídica- al margen de ensayos o excentricidades formales que pudieran entorpecer su fluidez discursiva, para que el lector avance por la historia sin obstáculos innecesarios."
"Con todo -continúa- el autor no ha podido o no ha querido renunciar a cierto alarde formal en la estructura general de la obra. Me refiero al hecho de que el relato, en la secuencia de capítulos, no respete un orden de cronología lineal, sino que avance o retroceda a través de hilos narrativos complementarios que discurren en momentos distintos y se llaman unos a otros como un recuerdo evoca otro, en un constante juego de trenzar y destrenzar episodios del pasado reciente o remoto con otros del presente novelado. El autor de este modo, mostrando u ocultando, dosificando hábilmente la información para mantener la tensión argumental, obtiene un resultado que, si bien puede parecer algo desconcertante en un primer momento, a la postre, cuando encajan todas las piezas y el puzle se completa, termina siendo ciertamente subyugante."
Termina diciendo que cuando el lector, terminado el libro, contempla la contraportada, "volvería a recordar el viejo lema imperial Fiat iustitia, ruat caelum, 'hágase justicia y húndase el cielo' (...) quizá desviaría la mirada al techo y puede que sonriera cándidamente pensando -no sé- en hormas de zapatos, en cerdos por San Martín y, bueno, en... cuentas saldadas."

Otro momento del acto, durante la intervención del autor
Juan Carlos Fernández, tras agradecer la presentación de Estrella Claver, reconoció la importante labor de la Editora Regional, que hace posible que libros de autores que quizá no encajasen en el circuito comercial puedan ver la luz; a su director, Eduardo Moga, agradeció sus consejos durante el proceso de edición, que enriquecieron el texto. También dio las gracias a Félix Ortiz por sus palabras; explicó que había pensado en él para la presentación no por experto en Filología, sino por avezado lector.
Manifestó el temor que le surgió cuando el libro iba a ver la luz, porque en el tan vasto panorama editorial español "Cuentas saldadas" resultase un libro innecesario y fuese objeto de la advertencia de Ortega, que sostenía una de las obras de misericordia consistía en no publicar libros innecesarios; temor que se incrementa con lo que decía el machadiano Juan de Mairena: "De cada diez intentos de novelas, nueve son tonterías". Superó sus temores, en fin, por su afición de pertinaz escribidor.
Explicó también la mutación que había sufrido la novela, que pasó de ser concebida como "de romanos" a verse ambientada en la reciente historia de España; la pereza de tener que documentarse sobre la época romana, y la facilidad que tenía por tener ya investigado el período de los años del tardofranquismo y de la transición, le aconsejaron redefinir el texto, eso sí, siempre manteniendo la intencionalidad de la novela.
Justificó también su transición desde autor de artículos de opinión y de textos sobre la historia reciente a la de novelista: hay un punto de inflexión, la publicación de "Fuego amigo", a partir de la cual empieza a ver, como decía Blasco Ibáñez, la realidad "con ojos de novelista".
Dio cuenta del propósito de "Cuentas saldadas": una reflexión sobre el egoísmo desmedido, sobre cómo la sociedad biempensante fagocita al díscolo, aunque forme parte de ella misma... Ha aprovechado, también, sus páginas para reflexionar sobre algunas cuestiones que considera fundamentales, como la reconciliación.
Sobre los personajes, entiende que el lector pudiera encontrar algunas curiosas coincidencias con personas reales. Esto obedece a que cualquier autor configura a los protagonistas en base a retazos fácilmente identificables de gentes de la realidad. No conoce a nadie que haya creado un personaje puro, absolutamente ex novo.
Para concluir, se somete al veredicto de público y, comoquiera que en el libro no consta ninguna dedicatoria, la formula de viva voz:
"Dedicado a quienes vencieron dudas e inercias y trabajaron por la reconciliación. Y a cuantos entendieron el servicio público como servir, no como servirse."

Los participantes en la presentación, al final del acto.
A finalizar la presentación, el autor firmó ejemplares a los asistentes.

El autor firma libros al -felizmente- diverso público.




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